“Right Kind of Wrong: The Science of Failing Well” escrito por Amy Edmondson, profesora de la Escuela de Negocios de Harvard que presenta un valioso marco para entender el fracaso, enseñándonos cómo beneficiarnos de los “buenos” fracasos mientras evitamos los más perjudiciales. Explora la importancia de crear un entorno de seguridad psicológica en el lugar de trabajo, donde las personas se sientan cómodas tomando riesgos, experimentando y admitiendo sus errores. Este tipo de cultura es esencial para la innovación y el éxito a largo plazo.
Tres tipos de categoría de los fracasos
Errores tontos: son aquellos que se deben a descuido, falta de atención o falta de conocimiento. Estos errores son dañinos y deben evitarse. Son errores básicos (simples y prevenibles en situaciones conocidas).
Errores complejos: errores con múltiples causas que ocurren en entornos conocidos.
Errores inteligentes: son aquellos que se cometen al probar cosas nuevas, correr riesgos calculados y aprender de los fracasos. Estos errores son cruciales para la innovación y el crecimiento. Los “buenos fracasos” son cruciales para alcanzar nuestros objetivos.
En lugar de evitar el fracaso a toda costa, Edmondson argumenta que deberíamos abrazar este último tipo de fracaso en nuestras carreras y vidas personales.
Puntos clave
La seguridad psicológica es esencial para la innovación y el éxito a largo plazo.
No todos los fracasos son iguales. Existen errores prevenibles y los fracasos más exploratorios esenciales para la innovación.
Los errores inteligentes son valiosos y deben fomentarse. Los fracasos inteligentes requieren una preparación cuidadosa.
Los errores tontos son dañinos y deben evitarse.
Los líderes pueden crear un entorno de seguridad psicológica estableciendo expectativas claras, protegiendo a las personas de las represalias, fomentando la apertura y la honestidad, y celebrando el éxito y el fracaso.
Los errores inteligentes tienen los siguientes atributos clave
Ocurren en territorios nuevos: se cometen al intentar algo nuevo e inexplorado.
Están dirigidos hacia oportunidades significativas justificadas por el conocimiento existente: se basan en la mejor información disponible en ese momento.
Tienen una oportunidad creíble de éxito: no son apuestas temerarias o imprudentes.
Son “lo más pequeños posible”: como forma para mitigar el riesgo.
Se pueden aprender de ellos: conducen a nuevas ideas y conocimientos.
Los líderes deben crear un entorno donde se fomenten los errores inteligentes y se desalienten los errores tontos, usando el “pensamiento sistémico” para tomar decisiones importantes.
Esto se puede lograr mediante:
Establecer expectativas claras: los líderes deben comunicar que el fracaso está bien siempre que se aprenda de él.
Proteger a las personas de las represalias: los empleados no deben temer ser castigados por cometer errores inteligentes.
Fomentar la apertura y la honestidad: los empleados deben sentirse cómodos compartiendo sus ideas y admitiendo sus errores.
Celebrar el éxito y el fracaso: los líderes deben reconocer tanto los éxitos como los fracasos.
Lecciones claves
No todos los errores son malos. De hecho, los errores inteligentes son esenciales para el aprendizaje, la innovación y el crecimiento.
La seguridad psicológica es esencial para fomentar el tipo correcto de error.
Los líderes pueden crear una cultura de seguridad psicológica modelando el comportamiento adecuado, recompensando los riesgos inteligentes y protegiendo a las personas de represalias por cometer errores.
Cometer errores inteligentes no significa que no haya que rendir cuentas. Es importante aprender de los errores y evitar cometerlos dos veces.
Una cultura de error inteligente puede conducir a una mayor innovación, productividad y éxito.
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